Puede que el Mindfulness sea la respuesta

Estudios neurocientíficos y epigenéticos demuestran que el Mindfulness y otras ciencias contemplativas  potencian cualidades como la bondad, el altruismo o la compasión y hasta tienen la capacidad de alterar los genes borrando la huella genética de experiencias adversas.

Muchas cosas han cambiado a lo largo de la historia de la humanidad, sin embargo, el ser humano sigue haciéndose las mismas preguntas desde hace miles de años. 

¿Quién soy? ¿De dónde vengo? ¿Para qué existo? ¿Cómo puedo ser feliz? ¿Cuál es mi destino?  Y es que, quizás no todos estamos en el mismo barco, pero sí en la misma tormenta”. 

Así daba comienzo el pasado 4 de noviembre el Primer Congreso de la recién inaugurada Cátedra de Ciencias Contemplativas de la Universidad de Zaragoza, al que he tenido el privilegio de asistir hace unos días y ha sido organizado por la propia Universidad de Zaragoza y la Fundación Mundial de la Felicidad (World Hapiness Foundation), cuya misión es la de facilitar y potenciar la felicidad y el bienestar en todo el mundo.

 La búsqueda de respuestas a esas preguntas son el hilo común y transparente que une al ser humano independientemente de su raza, credo o religión. Así, pudimos comprobarlo de la mano de una neurocientífica, un maestro sufí, una lama budista y hasta religiosos y monjes  expertos en meditación zen.  Al final, la respuesta que da con la clave de la felicidad en el ser humano, gira en torno a conceptos similares y me atrevería a decir que tienen algo en común: el amor, ese hilo invisible inherente en todo y que de forma velada se hace presente en toda ciencia contemplativa. 

La bondad, el altruismo y la compasión son dimensiones que potencian la conciencia y el bienestar humano. En un contexto mundial de crisis, violencia, cambio climático, desigualdades sociales y raciales como el que estamos viviendo, es indudable la necesidad de que se fomenten estas dimensiones en el ser humano. Estudios neurocientíficos y epigenéticos demuestran que el Mindfulness y otras ciencias contemplativas  potencian estas cualidades, y hasta tienen la capacidad de alterar los genes donde puede haber quedado una huella de estrés o traumas de la infancia que pueden traducirse en enfermedades en la edad adulta e incluso potencialmente ser transmitidas genéticamente a las siguientes generaciones. 

Por definición, el Mindfulness permite prestar atención de manera intencional al momento presente, sin intención de juzgar y con plena apertura y aceptación frente a lo que acontece. Son numerosos los beneficios ya demostrados: reduce el estrés, la ansiedad, mejora el sistema inmune, incrementan la inteligencia emocional, y hasta reduce el envejecimiento. Pero más   allá de todo esto, la meditación además  es clave a la hora de aprender a gestionar correctamente nuestras emociones. Las prácticas meditativas permiten abrir un espacio entre lo que pensamos , lo que sentimos ( emociones) y la acción asociada a estos estímulos de forma que posibilitan que una persona pueda actuar de forma consciente en lugar de reaccionar inconscientemente frente a las emociones que siente. Esto hace posible una nueva forma de actuar ante la vida , una forma coherente en la que lo que decimos, pensamos y hacemos está en armonía, lo cual redunda directamente  en el bienestar de la persona.  

Esa actitud de vivir un momento cada vez con todo lo que hay, nos hace ir por la vida más despacio, más presentes y más conscientes pero también más abiertos a la contemplación de la belleza que nos rodea: un atardecer, una flor, la mirada de un niño, el sol sobre la cara…Esas pequeñas cosas que pueden  marcar la diferencia en un día y que muchas veces pasan inadvertidas. Y, cuando además ponemos la intención consciente en intentar embellecer cada cosa que hacemos, para dejar el mundo mejor que como lo hemos encontrado, puede que incluso suceda la magia y podamos dar  respuesta a una de las grandes preguntas que planteábamos inicialmente : ¿para qué estoy aquí? Puede que, incluso encontremos el propósito de nuestra vida llenándola de sentido , motivación, fuerza y dirección. ¿Acaso no se parece esto a la felicidad?

Yo encontré mi propósito precisamente gracias una crisis personal. Como decía el Maestro Sufí Rumi: “La herida es el lugar por donde entra la luz”. En mi propia experiencia la práctica de la meditación y el Mindfulness fueron esa luz, la clave para poder recuperarme tras altos niveles de estrés que me provocaron graves pérdidas de memoria. 

Esta es la razón por la que compagino mis sesiones de coaching con técnicas de Mindfulness.  Encontré mis propias respuestas para este camino de la felicidad y ahora quiero intentar ayudar a otros.  Entendí que si bien mediante el coaching una persona puede ser llegar a ser consciente de lo que le ocurre (el qué) , la forma de volver a regularse (el cómo) era mediante técnicas meditativas que regeneraran la neuroplasticidad del cerebro.  A través de estas dos potentes herramientas acompaño a las personas a regular sus emociones , a conocerse mejor,  a hacerse responsables de su vida y de su bienestar para poder vivir con coherencia y, desde ahí,  encontrar un propósito que llene de sentido y motivación de nuevo su vida. ¿Acaso no se parece esto a la felicidad? ¿A qué esperas para encontrarla?

Patricia Ciruelos Santos 

Coach, Experta en Mindfulness y Comunicación.

 World Happiness Foundation Advisor.

patriciacirueloscoach@gmail.com

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