El camino hacia el bienestar se llama amor.

Unos lo llaman felicidad, pero lo ven poco realista, otros peferen llamarlo bienestar , estado de paz o plenitud … yo, lo llamo amor. 

Lo cierto es que independientemente de su denominación, no he conocido un solo ser sobre la Tierra que no desee alcanzar cierta serenidad, disfrutar de los buenos momentos y amar y sentirse amado.  

Y si conocemos estos sentimientos tan universales y ya sabemos que queremos alcanzarlos, ¿por qué no somos capaces?

Como dice el gran Andrea Agassi:

“Ganar no cambia nada. Esta muy bien marcarse objetivos pero lo importante no es llegar al objetivo sino vivir el día a día. Disfrutar de las cosas pequeñas”

Creo que ahí está la clave. Estamos tan obcecados con conseguir nuestro objetivo que se nos olvida disfrutar del camino. La vida es como arena que se cuela entre los dedos. Si no nos centramos en sentir y disfrutar cada uno de los momentos que tenemos delante cuando nos queramos dar cuenta, ya habrán pasado. 

De ahí la importancia de aprender a parar. Necesitamos aprender a parar, aprender a buscar un espacio para estar con nosotros mismos y conocernos. Si no paramos, solo estaremos transitando por la vida en una continua búsqueda de experiencias satisfacciones momentáneas. En esta época en la que está de moda la inmediatez y las experiencias que nos llevan al consumo y a la satisfacción rápida de nuestras necesidades, cada vez se hace más difícil estar con uno mismo para reflexionar y decidir ( y no dejarte llevar) la direccion que quieres escoger en tu vida. ¡Y así nos va!. 

Cada vez estamos más desconectados de nosotros mismos, nos dejamos llevar por esas sensaciones momentáneas que nos produce quedarnos horas delante de nuestras redes sociales, o anestesiándonos viendo series durante horas, o dándonos atracones a comidas o mediante el consumismo compulsivo por intentar encontrar un poquito de alegría y satisfacción en nuestras vidas, pero sin ser conscientes de que lo que subyace detrás de todo esto es que no estamos siendo capaces de parar para hacernos preguntas:  ¿qué quiero yo? ¿qué es lo más importante para mi? Qué estoy priorizando en mi vida?  ¿Qué necesito yo? ¿cómo puedo darmelo? ¿Qué cosas me apasionan? ¿Las intento hacer? ¿Qué emocion me está impulsando mis decisiones, el amor o el miedo? ¿Es eso lo que quiero alimentar? ¿De qué cosas estoy alimentando mi cuerpo, mi mente y mi alma cada día? 

Sé que parar a plantearnos estas preguntas no es sencillo. Si nos queremos quedar solo con las frases de Mr Wonderful que se oyen por ahí de “tú puedes con todo” y seguir moviéndonos a toda velocidad en la rueda de hamster en la que nosotros mismos nos hemos metido, está bien, pero quizás resulte más realista y útil pensar que conseguir estar bien y alcanzar tus objetivos requirieren cierto esfuerzo y sacrificio.

Todo cambio implica pasar por una fase de vulnerabilidad en la que, sencillamente tienes que aprender a transitar un nuevo camino en el que tendrás que enfrentarte a ciertos monstruos  como son tus propios pensamientos, tus miedos y  tus creencias limitantes. Nadie dijo que fuera sencillo, pero sí que es posible, y aquí quiero contarte algunas de las claves que pueden ayudarte a conseguirlo. 

Parar nos ayuda a conocernos, a estar con nosotros mismos e identificar quienes somos, con todo lo que hay, nuestras luces y nuestras sombras. Identificarlas nos ayuda a integrarlas dentro de un todo y a entender que eso que  ahora queremos cambiar, tiene su función pues nos ha servido para sobrevivir hasta este momento. Cuando aprendemos a identificar nuestras tendencias y patrones tenemos la capacidad de identificar lo que nos detona emocionalmente, nos ayuda a saber cuál es nuestro disparador emocional y por tanto nos permite identificar ese momento en el que empiza todo para poder empezar a cambiar para dejar de reaccionar a las emociones creadas por nuestra mente y por nuestras creencias limitantes que nos lanza mensajes desde el ego. Cuando paramos, aprendemos a integrar nuestra dualidad y a entender que somos nuestra luz y nuestra sombra, parte de un todo maravillosamente complejo que hemos de aprender a aceptar desde el amor. Cuando entendemos que somos todo, empezamos a comprender que está en nuestra mano el poder de autoregularnos y de buscar el punto de equilibrio a nuestras tendencias y patrones. Detectar ese disparador antes de que nos haya invadido la emoción e implementar un cambio para poder hacer las cosas de otro modo.

No podemos controlar que lleguen tormentas a nuestra vida pero si la forma en la que reaccionamos a ellas. Cuando paras te das cuenta de que no pasa nada. En la profundidad de tu ser, en tu esencia no pasa nada. Empiezas a entender que somos algo más que lo que está pasando fuera y que somos responsables de la forma en la que reacciono ante lo que nos ocurre. Cuando nos aferramos a que la cosas sean como queremos o a ciertas cosas estamos en el apego y eso es sufrimiento. Y que lo que pasa, pasa. Todo es impermanente. Si ponemos foco en lo que no nos gusta haremos que persista precisamente por ponerle foco ahi, pues ahí donde pones tu foco, poner tu energía. ( a lo que te resistes…).

Cuando paras te abres al amor. El amor es esa fuerza que todos ansiamos tener pero que muchas veces no reconocemos en nosotros mismos. Si uno no se ama difícilmente encontrará el amor en otros. Si uno no se escucha difícilmente podrá escuchar a otros. Cómo vas a escuchar a otro con tanto ruido mental? Si uno no es capaz de abrirse para abrazar lo que se sucede difícilmente podrá abrirse para abrazar a los demás. Aceptar lo que es desde el amor. Aceptar cuando estás en la tormenta desde la compasión. Esto también pasará. Ahora me cuido, me doy permiso para estar mal como el que acoge al niño que está desconsolado. ¿Qué le dirías a ese niño que acude a ti desconsolado? ¿Le harías más reproches o intentarías llenarlo de amor? Seamos compasivos con nosotros mismos. Demonos permiso a estar mal cuando llegan ciertas emociones. Abracemosnos como lo haríamos con  ese nio desconsolado A veces no somos conscientes y cuando estamos mal, nos llenamos de reproches en lugar de abrazarnos. Una vez calmados, podremos entender cómo podemos hacerlo de otro modo y aprender la lección de lo ocurrido, siempre haciéndolo desde el amor.

Deja un comentario

Rellena este formulario para conseguir tu guía gratis para conseguir más salud y bienestar.

¿Quieres recibir inspiración, recursos y novedades sobre mis formaciones y cursos?

Abrir chat
¡Contacta conmigo!
¿Tienes alguna duda? ¡Contacta conmigo!

Si continúas usando este sitio, aceptas el uso de cookies. Más información

Los ajustes de cookies en esta web están configurados para «permitir las cookies» y ofrecerte la mejor experiencia de navegación posible. Si sigues usando esta web sin cambiar tus ajustes de cookies o haces clic en «Aceptar», estarás dando tu consentimiento a esto.

Cerrar